El homenaje tuvo lugar el 23 de Marzo de 2012 en el pabellón Guido Beck del Instituto Balseiro, San Carlos de Bariloche. Durante el acto, estudiantes actuales descubrieron una placa en memoria de los ex alumnos detenidos-desaparecidos o asesinados.

Antonio Manuel Gentile - Promoción 1959
Susana Flora Grynberg - Promoción 1971
Eduardo Alfredo Pasquini - Promoción 1964
Manuel Mario Tarchitzky - Promoción 1972

PRESENTES, AHORA Y SIEMPRE

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miércoles, 28 de marzo de 2012

Desde la Universidad del Comahue

El Centro Regional Bariloche, de la Universidad Nacional del Comahue, abrió sus actividades a fines de 1972. En sus comienzos fueron notables los esfuerzos de esta nueva comunidad universitaria por desarrollar un proyecto amplio y serio de trabajo. Se buscó incorporar a la línea de las “Ciencias Exactas”, presente en la historia pre-universitaria, aportes de otras áreas del conocimiento, y en esta dirección, por ejemplo, se concretó la participación de un equipo de Antropología que, bajo la dirección de Guillermo Rubén, pudo iniciar un interesante trabajo de investigación. Eran tiempos de entusiasmo, esfuerzo, voluntad organizativa…y en esa efervescencia creativa, recuerdo vívidamente la participación de Tarchitzky y de Elena Sevilla. Ellos venían de las Ciencias Exactas, pero en esa oportunidad nadie defendía “su quinta”, y todos deseábamos poner el hombro en un proyecto común. Entre mucha otra gente, recuerdo especialmente a Manuel y Elena. 

Vino luego el desastre: la persecución, el miedo, la agresión, la destrucción generalizada. La vida del Centro se transformó en la débil latencia de ciertos rituales académicos. Costó a la Institución, y nos cuesta a los argentinos levantar cabeza desde ese lugar de tanta brutalidad. Hoy, felizmente vivimos otros tiempos, pero mi compañero Tarchitzky no está. Fue asesinado en uno de los tantos “enfrentamientos” fraguados de los que se valieron los represores, y en la cuenta engrosó el número de aquellos a los que se designó como “desaparecidos”. Seguramente los responsables del terror tuvieron la ilusión de que “desapareciera” de la Argentina toda una fuerza vital, pensante, activa en la pelea por una sociedad mejor. Fracasaron. Tarchitzky, como tantos otros, nunca “desapareció”, nunca al matarlo pudieron “borrarlo” y sigue activo, muy presente en la memoria y el corazón.

Hoy, con aún mucho dolor, me sumo con mi testimonio al homenaje en el que se evoca su trayectoria entre nosotros.

Ana Mari Pérez Aguirre.




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